En el Cementerio de la Chacarita, los robos no están en cuarentena…

Aunque están prohibidas las visitas, se repiten hechos de los últimos tiempos. A principios de este año hubo denuncias por profanación de tumbas.

Como sucede con otros organismos públicos afectados por la cuarentena​ y el coronavirus, los cementerios de la Ciudad también tienen sus puertas cerradas. Debido a la cuarentena, están suspendidos los cortejos y responsos. No se permite ningún tipo de visitas y sólo una persona puede acompañar el cuerpo de quien haya muerto. Los trabajadores, el personal de las casas fúnebres y familiares, todos deben cumplir protocolos de seguridad para evitar los contagios de coronavirus. Aunque la pandemia haya cambiado las costumbres, en el cementerio de barrio de Chacarita, lo que no cede es el vandalismo. En estas semanas desaparecieron una placa y un busto. Y aseguran que se siguen profanando tumbas.

Aunque no hay precisiones sobre cuándo ocurrió, fuentes del cementerio denunciaron que primero se robaron una placa ubicada en el cenotafio de Evita. Y luego, un busto de Isaac Rojas, que se encontraba en lo que se conoce como Panteón A del Centro Naval. Parece una ironía de la historia. María Eva Duarte fue la mujer de Perón y Rojas fue el vicepresidente de facto del gobierno militar que derrocó a Perón en 1955. Además, se caracterizó por ser particularmente antiperonista.

Pero los robos en Chacarita no parecen elegir según las ideas o las posturas políticas. El cenotafio de Evita ya había sido vandalizado en febrero de 2017, cuando fue robado su busto. Pocos meses después, el sindicato que agrupa a los trabajadores de los cementerios (Soecra), lo repuso. Para mayo de ese mismo año, también desapareció el busto del dirigente sindical José Ignacio Rucci, ex secretario general de la CGT muy cercano a Perón que murió asesinado por organizaciones denominadas revolucionarias en 1973.

Respecto al busto de Isaac Rojas, fue arrancado de su pedestal. Estaba ubicado junto al portal de ingreso de este panteón de piedra y mármol, dominado por un Jesucristo crucificado.

Desde la Policía de la Ciudad informaron a Clarín que, si no se realizó la denuncia, no tenían manera de saber si había sucedido algo. Hay casos en los que cuidadores o familiares de la persona a la que está dedicado el monumento o la estatua vandalizada, hacen la denuncia. Desde el Gobierno porteño no aportaron datos en relación a lo que afirman desde el cementerio.

Hasta los primeros días de diciembre, los cementerios porteños dependían del ex Ministerio de Ambiente y Espacio Público; ahora forman parte de la Jefatura de Gabinete, y a su vez de la Secretaría de Atención Ciudadana y Gestión Comunal. Chacarita es el cementerio más grande de la Ciudad, tiene una superficie de 95 hectárea.

Lo cierto es que con estas dimensiones, el mantenimiento y la seguridad del predio, siempre fueron un conflicto. Muchos años atrás hubo un destacamento de la Policía Federal en el interior. Pero ahora es custodiado por seguridad privada; la empresa a cargo se llama Murata y su presidente, Roberto Raglewski, es un ex comisario que en el año 2000 fue relevado de su cargo en medio de un escándalo de infidelidad, digno de una telenovela.

En las últimas décadas se sumó otro fenómeno: los cambios en las costumbres funerarias. La gente dejó de rendirle tributo cotidiano a sus muertos. Entonces, el cementerio se vació de visitantes y tumbas y nichos quedaron sin cuidado. Algo parecido sucedió con algunas bóvedas. Los días de semana hay muy poca gente, por lo que también se reduce la cantidad ojos que pueden ver acciones irregulares. Todo empeora en cuarentena.

El Cementerio de la Chacarita nació en 1871, durante la epidemia de fiebre amarilla, que dejó más de 14.000 muertos en la Ciudad. Debido a que los cementerios existentes no daban abasto, se destinaron cinco hectáreas de tierra para los muertos por la enfermedad en lo que hoy es Parque Los Andes. Ese espacio se llenó rápidamente y finalmente se clausuró. En 1887 comenzaron a enterrar cuerpos en donde actualmente funciona Chacarita y los cadáveres del Cementerio Viejo -el de Parque Los Andes- fueron exhumados y llevados al nuevo camposanto.

Fuente: Clarin.com

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